La Institución Libre de Enseñanza
La escuela que quiso cambiar un país
La Institución Libre de Enseñanza fue una de esas extrañas cosas que suceden en lugares donde todo parece predispuesto a priori para que nada parecido ocurra. Y es que la España del XIX, aunque había intentado en varias ocasiones la ansiada revolución liberal y la adscripción a las grandes potencias europeas que tanto se estaban desarrollando en ese momento, parecía demasiado deudor de sus años de aislamiento y dogma católico. En un clima de afirmación del Estado-Nación, España parecía resistirse al movimiento burgués liberal. En este tiempo, y pese a las dificultades, hubo personas de un enorme compromiso con la causa de renovación nacional, entendida como ayuda a sus compatriotas. Intelectuales que buscaron la forma de revitalizar el país por medio de la razón y la apertura a Europa. Esta exposición oral trata de la creación de algunos de estos prohombres que se dieron cuenta de la importancia de la educación, no para “fabricar españoles” como algunos la entendían, sino para crear personalidades integrales con un alto desarrollo cultural, espíritu crítico, una fuerte ética, gusto estético, moral cristina pero no dogmática y un buen desarrollo físico. Esto era, a sus ojos, lo que realmente cambiaría el país.
Con esta factura, hombres de la talla de Francisco Giner de los Ríos, Gumersindo de Azcárate, Nicolás Salmerón o Laureano Figuerola entre otros, apoyados por otras grandes personalidades como Clarín, Adolfo Posada, Gregorio Marañón, Ramón y Cajal, Ortega y Gasset, Machado o Ramón Menéndez Pidal, crearon la Institución Libre de Enseñanza en Madrid el 10 de marzo de 1876 (VVAA, 1876, p.11). Para entender como llegaron al punto de crear su propia Escuela Privada cuando eran en su mayoría eran doctores de gran prestigio en sus ramas de estudio, es necesario retrotraerse a años atrás. Hay que recordar que muchos de ellos eran discípulos de Julián Sanz del Río (Pérez-Villanueva, 2018) y su Krausismo evolucionado que, por cierto, terminó por denominarse “institucionalismo” debido a la ILE. Este tipo de adhesiones a una filosofía extranjera no era vista con buenos ojos por el sector neocatólico y tras la firma del Concordato con la Santa Sede y la Ley Moyano, ambos recogidos en la Gaceta de Madrid (VVAA, 1851 y Moyano, 1857) llegó el tiempo de la 1ª Cuestión Universitaria en la que se cesaría a Emilio Castelar, al rector de la Universidad Central y también a Julián Sanz de los Ríos de mano del ministro Orovio por lo que Giner de los Ríos y Salmerón dimitieron. Restaurados durante el sexenio democrático volvieron a ser apartados por Orovio en la 2ª Cuestión Universitaria lo que derivó en la creación de la ILE (Álvarez, 2019, p.440-441). Esta, dejaba claro en su artículo 1 que sería ajena a “todo espíritu ó interés de comunión religiosa, escuela filosófica o partido político” (VVAA, 1876, p.9). Abrazando los principios pedagógicos de grandes investigadores europeos como Rousseau, Pestallozi o Fröebel, la ILE comenzó un camino revolucionario en España que influenció de gran manera en los años siguientes.
Por supuesto, la ILE y sus integrantes recibieron grandes críticas del sector neocatólico y reaccionario terminando sus días con la victoria del bando nacional y siendo desmantelados todos sus logros que, o bien desaparecieron, o bien mutaron en nuevos organismos bajo el paraguas del régimen y sometidos a él.
Espero que os haya resultado interesante.
Un saludo y, ¡hasta la próxima!
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